07 diciembre 2010

La mítica Istambul¡

Después de Kalymnos nos fuimos a Kos (isla vecina) donde albergamos la esperanza de poder cruzar a Turquia en barco. El problema es que los barcos son demasiado pequeños y la furgo demasiado grande. Sin embargo en la agencia nos aseguran que si entra, y que si en este no lo hace, seguramente en el próximo.

Y nosotros sentados al atardecer en nuestras sillas a la orilla del mar, viendo la costa de Turquia y sus barquitos pesqueros echando las redes. Nosotros como dos felices jubilados esperando la hora de embarcar, viendo la puesta de sol y pensando en esos deliciosos kebabs girando al calor de la lumbre. Nosotros pobre ilusos, después de permanecer allí tres días esperando el barco en el que por fin entrara la pequeñina, acabamos dandonos cuenta de que tal barquito no existia y de que todo era una farsa, una broma sin gusto, una cruel y absurda comedía al estilo de "Bienvenido Mr. Marshall". Y así terminamos nuestro gozo, en un pozo, pues tenemos que regresar a Atenas (14 horas de ferry) y hacer 1.100 kms de carretera para llegar a Estambul. Nosotros que casi tocábamos la costa con las manos.

El viaje fue largo pero al final llegamos a Turquia.




Y en otra jornada más nos plantamos en Estambul. Catorce millones de habitantes o más no son pocos para nosotros que venimos de una pequeña isla donde no hay más que cabras y roca. ¡Que Alá nos ampare!.

Estambul está separada por el estrecho del Bósforo que comunica el Mar Mediterraneo con el Mar Muerto, a un lado el continente europeo y al otro Asia. Sin embargo, no es una ciudad que sorprenda por su exotismo y si por la deliciosa mezcla de ciudad europea, limpia y moderna, con el regusto oriental de sus bazares, mezquitas y el bullicio de sus calles y su gente.




Nos enfundamos el kit de turista dispuestos a zambullirnos de pleno en el cogollo. Sabemos que el turismo es duro, pero estamos dispuestos a darlo todo. Y nada mejor para empezar el día que un buen zumo de granadas recien exprimidas y una sonrisa.




El Puente Galata es uno de los primeros sitios donde cae cualquier turista en Estambul. Este puente comunica las dos orillas del cuerno de oro y en el se concentran cada día cientos de pescadores que con sus cañas regalan a los visitantes una curiosa estampa de la ciudad.




Muy cerca de aquí se encuentra uno de los bazares más antiguos del mundo, el Bazar Egipcio o Bazar de las Especias. En el podrás encontrar un gran surtido de riquísimos frutos secos, especias, té y las famosas delicias turcas. El bazar es pequeño y lo que más abunda en realidad son los típicos puestos de souvenirs. Si alguna vez has estado en cualquier zoco de Marruecos, éste te dejará un poco frio. El Chukel sin embargo, se vuelve loco comprando clavo, anís, cardamomo, canela, té y rosas para poder preparar durante los próximos siete años ese riquísimo té con especias que tanto nos gusta.




Andar de aquí para allá y ver tantas cosas ricas despierta el apetito de cualquiera, y aquí la oferta es económica además de variada, kebabs por doquier, riquísimos bocadillos de pescado en los barcos amarrados a la orilla del Bósforo, patatas asadas en el barrio de Ortakoy, pides, la pizza turca en los alrededores de la mezquita de Sulthanamed, además de la cantidad de puestos ambulantes que te ofrecen mejillones, castañas asadas, maiz,.....




Y ahora con la panza llena podemos darnos una vuelta por el otro bazar, el Gran Bazar. Dicen que es una pequeña ciudad dentro de la ciudad, un laberinto de callejuelas repletas de comercios, sin embargo, si has estado en el zoco de cualquier ciudad de Marruecos este también te dejará bastante frio. A no ser que lo que busques sean imitaciones de ropa, bolsos y colonias de marcas "pijas" o souvenirs para turistas. Desde luego, hay mejores cosas que hacer en Estambul.




Por ejemplo visitar alguna de las cientos de mezquitas que se esparcen por toda la ciudad. Donde además de admirar la arquitectura de las impresionantes bóvedas y la riquísima ornamentación y decoración de su interior podrás también sentarte a descansar y a respirar un poco de paz y de calma fuera del jaleo de la ciudad.







Una jornada de turismo por una ciudad como Estambul resulta tan agotadora o más, mucho más incluso, que una larga y dura jornada de escalada. Nosotros hicimos seis y aunque nos lo tomamos con la calma, como todo, los cuerpos estan cansados. Así pues, como íbamos a irnos de aquí sin darles un gustito y sin pasar por un hamman y darnos un baño turco. Vamos para dentro y ahora os lo contamos¡





Oh cielos¡ Que placer¡ Agua caliente, vapor, el sonido de las fuentes, y el masaje. Primero te sacan a restregones toda la roña del cuerpo y después un masaje con una montaña de espuma en el que los masajistas se aplican bien dejandonos entre unas cosas y otras, más suaves que un guante. Salimos de allí como en una nube, y este hubiera sido un buen colofón para nuestra visita a Estambul, si no fuera porque al día siguiente, antes de marcharnos nos espera una magnífica sorpresa.

No hay muchas ocasiones a lo largo del año de asistir a una auténtica ceremonia Derviche. Pero nosostros tenemos la suerte de poder contemplar una de estas auténticas ceremonias religiosas. Los músicos tocando bellas melodias que envuelven el recinto con un halo de misticismo y los dancarines giróvagos que empiezan a dar vueltas sobre si mismos, los brazos en alto y dibujando en el aire con sus vestidos una serie de olas que giran sin parar. Dando vueltas alrededor de si mismos y alrededor del recinto como una metáfora de la vida, del universo, de nuestro viaje o de cualquier otro. Y así dando vueltas alrededor de nosotros mismos, nosotros también continuamos nuestra aventura por Turquia.

2 comentarios:

  1. En el próximo viaje me apunto algún día, eso del turismo en Estambul me vuelve locaaaaaaa, tendré que irme con Zule el año que viene. jajajaja
    Alaaaaaaaa a pasarlo bien (bueno mejor, por que bien ya lo estáis pasando) Bss

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  2. ¡Hola Chukeles! vuestra entrada me trae buenos y recientes recuerdos. Lo del Hamman nos lo perdimos... le dimos tantas vueltas que al final mareamos la perdiz... ¿fuisteis al de Cemberlitas?

    Estaremos al tanto de vuestras aventuras. Besos y abrazos.

    P.D. Fe de erratas: Mar Negro en lugar de Mar Muerto.

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